¡Que bien se siente volver!

Que bien se siente volver,
a ser
a amar
a sentir
a soñar
a probar
a mirar
a sonreir
a esperar.
Que bien se siente otra vez estar acá.
Y cuando decido por fin sentarme a escribir me vuelvo a sentir en casa,
Dios mio cuanto huí, de esta pasión tan innata que está bien en el fondo de mi alma
y que por mis poros sale, solo para no querer ver que estaba pasando.
Hoy vuelvo con todas mis fuerzas
y me siento en esta silla que tengo, cerca de mi escritorio
para narrar
para hablar
para decir
miles de cosas que se pierden en mi mente y divagan como almas solitarias
peleando entre ellas para ver cual de ellas se une con otra  y para ver quién sale primero.
No puedo evitarlo, esto me hace muy feliz.
En el fondo de mi lapicero están las minas de lapices que hace tiempo no quise gastar,
pero están listas para ser usadas.
¡Cuanta felicidad por volver!