Siempre pensé que debajo de mi parrilla había un gato
muerto, un gato que esperaba ser sepultado dignamente, un gato que pensó ser
querido, pero no sé si lo fue.
Siempre… siempre supuse que debajo de mi parrilla había un
gato muerto, un gato que se llevo consigo todo lo que vivió, pobre gato que se
esfumo a quién sabe donde.
Siempre sospeche que un gato muerto yacía de bajo de mi
parrilla, pobre gato, fue olvidado, entregado a desaparecer de mi vida, pero
quién era ese gato, por lo visto nadie.
¿Qué hablábamos? Ha sí, del gato que murió debajo de mi
parrilla… lo había olvidado por completo.
me gusta mucho
ResponderEliminar