Tomé su mano y la seguí, aquella mujer de pelo castaño se iba esfumando a lo largo del camino y sin entender porque me llevaba consigo, la seguí sin motivo.
Su mano era fría como la nieve, pero su alma ardía como el fuego, su mirada era profunda y tensa. Su aspecto era tan dulce y pacifico como el de un ángel... sí, era un ángel. La seguí observando, el camino era muy luminoso y lleno de vida, pero a su paso todo se tornaba oscuro, las flores morían y los caballos corrían.¿Cómo es posible que tanta belleza destruya todo a su pasar? Ahí entendí hacia donde iba este libro y porque lo elegí... yo quería morir y el ángel había venido por mi.
Mi sueño se cumplió, que mejor cosa que morirme extasiado de poesía, en donde la muerte era un ángel, en donde el dolor se va y esa mujer a la que alimente con mi alma, me tomara entre sus brazos y me deje hundirme sin preguntarme hacia donde iré. Y si me preguntan por qué acudí a leer para morir, es por el simple hecho que solo ahí fui feliz.
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jueves, 15 de marzo de 2012
El ángel que se convirtió en la muerte
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