-

-

domingo, 6 de septiembre de 2009

Capitulo 2: Intentando sobrevivir.

Al fin cumplí 18 años, y ya me podía ir de ese horrible lugar. Como no tenía familia ni amigos, no tenía plata ni ningún lugar donde poder vivir. Así que los directivos del orfanato se encargaron de buscarme un apartamento y un trabajo. Cuando salí empecé a trabajar en una biblioteca (en donde descubrí esos libros tan extraños que amo leer a solas). En ese lugar tan callado, solitario y frío trabaje durante dos años, porque no me gustaba esa zona, ya que había mucha gente por las calles y esas personas estaban tan alegres, que yo no podía soportar su felicidad. El apartamento no era muy chico pero me gustaba bastante porque no podía escuchar ningún sonido proveniente de la ciudad. Así que estaba muy cómoda, después de ahí, cuando ya tenia 20 años me fui a vivir a otro lugar, trabajo no había encontrado , porque apenas había llegado, me entere que había un supermercado, en donde necesitaban a alguien que en el sótano acomodara las cajas, la paga era muy buena.
En este departamento había muy pocos cambios que por ahí ponerle un par de cortinas y limpiar un poco, eso seria de mi agrado. Bastante plata me sobraría de mi paga mensual, porque solo pagaba el alquiler, porque la comida me la daban en el supermercado, supuestamente, la comida que me daban, era la que consumía una familia normal en una semana, pero ami me alcanzaba para todos los meses y a veces me sobraba.
Yo veía que mi vida cada vez era más y más extraña, no encontraba motivos para sentir eso, pero yo creía que podía ver las cosas de otra perspectiva, eran raros mis pensamientos, y mis acciones.
Poco a poco me iba sintiendo mucho más sola, sin amigos, sin familia ni nadie que pudiera escuchar ami y A mis problemas, cansada de motivos inesperados, Salí a caminar, dejando atrás mi trabajo, a las personas, a mi departamento y ala poca vida que había procreado, pienso pienso y no encuentro el porque de mi maldita existencia…
Caminando en esas calles oscuras veo un cartel iluminado, que decía en grande… “El verbo de dios” no sabia si quizás, ese seria mi camino, una iglesia, que no solo me ayude a salir de mi vida maldecida si no encontrar a alguien que me quiera. Entre sin dudarlo ni un minuto, Ahí estaban todos, reunidos hablando con los ojos cerrados, parecían locos, pero aparte mis pensamientos oscuros y seguí en pie esperando que alguien se me acerque a enseñarme un poco, la mente se me fue unos minutos, no sé a donde, pero que era lejos, era lejos.
Cuando volví y resucite en mis pensamientos, tome decisión de mi cuerpo y acudí en ayuda, un hombre alto, morocho y bello.
-Disculpe la molestia señor, necesito un consejo de un hombre con dios- dije con las voz un poco ronca-
-¿Hermana mía que le ha pasado?-su voz sonaba tan dulce, tan, estoy feliz, ojala que pueda pasarme un poco de su felicidad, que no me haría nada mal-
-me siento maldecida, me siento aislada de la gente, siento oscuridad por mis venas, ayúdeme
De repente el hombre gritaba, con los aojos cerrados, me tocaba la frente, no entendía nada, me asustaba por un lado, gritaba VETE SATANAS VETE, me asuste tanto que le retire la mano y eché a correr…
Pocos minutos después que me detuve, agitada por esa razón, me sentí acelerada, mis lágrimas corrían por mi piel, llegando hasta mi boca, mis manos transpiraban, me sentía extraña, más rara que nunca, me prometí nunca más entrar a una iglesia, descubrí que lo que tenia era imposible de solucionar…

[Continuara...]

No hay comentarios:

Publicar un comentario